Chispas de ingenio

Les comparto un articulo escrito por mi mama, este salio en Revista Domingo, Enero del presente año, 2012. Una de las razones más por la cual estoy orgullosa de la familia que Dios me dio.

Luis Alfredo Iriarte

Hace 53 años, Luis Alfredo Iriarte creó una compañía de títeres.

Mi padre Luis Alfredo Iriarte Magnin, hoy un hombre de 80 años, ha tenido una vida plena, llena de ingenio y amor al arte y a su familia.

Desde niño mostró gran talento para el dibujo. En la década de 1950, cuando tenía 17 años, dio a conocer a su personaje Chapincito en la revista Istmania. También tuvo a su cargo la sección de Y sin embargo es así.

Tiempo más tarde se dedicó al radio-teatro infantil y luego trabajó en la revista Alegría, dirigida por Marilena López, en la que se encargó de las ilustraciones.

Luis Alfredo o Laiman, como muchos aún lo llaman, conoció a mi madre, Carmen Antillón Milla, con quien empezó a trabajar en el teatro de títeres de Marilena López, y luego se casó. Formó una familia, de cuatro hijos y 14 nietos. Pero esta pareja, además de estar unida por el amor, estuvo unida por el amor al arte, por el amor a los títeres, por el amor a los niños, y fue así como en 1958 crearon la compañía de títeres Gignol, con personajes como el Sapito malcriado, Pelusita, Naricita, Conejín y el mago Fumanchu, entre otros. Con estos también impartieron cursillos de en diferentes departamentos del país, para enseñarle a los maestros el maravillosos mundo de las marionetas como una herramienta para su labor docente.

Los niños y adultos de hospitales de igual manera disfrutaron del espectáculo que ellos montaban, porque para mi padre el dinero no ha sido lo más importante; lo que llena su corazón de alegría y satisfacción es ver la sonrisa en los niños, la emoción en sus ojos al ver llegar al lobo feroz. Hoy, 53 años después de que la compañía inició, mi padre recorre el camino en solitario, porque mi madre, su compañera de aventuras, se le adelanto al cielo a seguir con la función para los ángeles. Gracias por ese ingenio y por tanto y tanto amor.

Luisa Fernanda Iriarte Antillón

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